En las últimas décadas, la tecnología ha cambiado la forma en que vivimos, trabajamos e interactuamos. Esta era móvil ha cambiado cosas cotidianas, desde la banca y las compras, hasta cómo diseñamos y configuramos nuestros espacios de oficina. Entonces, no es de extrañar que la tecnología será un factor clave en cómo volveremos a la normalidad. Y mientras los comportamientos humanos (usar mascarillas, evitar aglomeraciones, cuidar la distancia social, etc.) serán los elementos a corto plazo más importantes para minimizar un nuevo aumento de las infecciones por COVID-19, la tecnología volverá a ser el gran facilitador de lo que posiblemente sea la nueva forma de operar: apoyando planificaciones y cumplimientos de objetivos, todo de una manera perfecta y segura para mantener el lugar de trabajo sin pormenores y con empleados conectados.